domingo, 8 de diciembre de 2013

"El principal enemigo de la creatividad es el buen gusto" Pablo Picasso (Laura de Felipe Pérez)


    Desde la semana del 13 de Noviembre comenzamos a trabajar en clase al artista Picasso. Se suele reconocer a Picasso por su faceta de pintor, pero lo que  muchas personas desconocen es que Picasso también era escultor. Pero vayamos por orden…

    La semana del 15 de Noviembre trabajamos la famosa obra de Picasso (y posiblemente la más conocida) el Gernika. Como dato de interés (y para aquellos que desconozcan la historia), Guernica (o Gernika en vasco) era una población española que fue bombardeada el 26 de abril de 1937 (durante la Guerra Civil Española) por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana. Hoy en día se calcula que murieron entre 120 y 300 muertos (con un muerto ya sería demasiado). Las razones por las que se bombardeó esta población hoy en día se desconocen, aunque existen algunas hipótesis, como por ejemplo que se quería destruir únicamente el puente de la población, o que era para experimentar los nuevos artilugios de ataque del ejército alemán, o que se quería destruir la población por orden de Franco… Fuese cual fuese el motivo, nada lo justifica. Aunque no vamos a entrar en estos temas, pues esto es solo una introducción para poder entender mejor la obra y, por lo tanto, al autor.

    Como indiqué antes, comenzamos la actividad el 15 de Noviembre, una actividad que consistía en pintar la obra anteriormente mencionada, pero no de una forma simple y común a lo que pensáis. Nuestro profesor Miguel Elías imprimió en un folio el cuadro, en blanco en negro, y lo dividió en numerosos cuadraditos numerados como si de un puzzle se tratase (y de hecho lo es). Repartió a cada persona un cuadradito y a cada grupo dos o tres (en mi caso tres). Pero los cuadraditos eran muy pequeños y, como solemos hacer en esta asignatura con Miguel, lo queríamos hacer A LO GRANDE. Así que ampliamos esa miniatura a 400 y esa, a su vez, a 200 (en una fotocopiadora). Así obtuvimos las mismas imágenes, pero ampliadas, que teníamos que pintar como quisiésemos. Podíamos usar cualquier tipo de material, cualquier color… No teníamos que coordinarnos con ningún otro compañero, teníamos que pintarlo como quisiésemos; he ahí la “gracia” de este proyecto.

 


    Mi cuadro lo pinté con témperas, pues pensaba que si lo pintaba con ceras no iban a quedar los colores muy “vivos”. Además, al emplear las témperas, podía repasar los dibujos una segunda vez (o las veces que quisiese) cuando estuviesen secos. Y así hice, pinté con las témperas sin pensar si unos colores al lado de los otros pegaban o quedaba bien, simplemente usé los colores según me venían a la cabeza. Una vez secos, repasé los dibujos de los mismos colores que la primera vez y los contornos de negro (siempre me ha gustado definir claramente las formas y contornos).

   
 
 
    Una vez terminada mi parte del cuadro, junto a mis compañeros, repetimos el mismo proceso con los tres cuadros que se nos habían asignado para trabajar en grupo. Esta vez, como los tres cuadrados eran continuos, intentamos pintar las partes iguales del mismo color, como se puede observar con la cuerda. En este caso sí nos coordinamos entre los cinco para poder trabajar a gusto en grupo. Una vez pintados los cuadrados, los repasamos, al igual que sus contornos y los dejamos secando.
 
 
 

   
 
 
 
 
    Cinco días después, el miércoles 20 de Noviembre, volvimos a por los cuadrados, que ya estaban secos. Un miembro de cada grupo, con ayuda del dibujo inicial dividido en cuadrados numerados, eran los encargados de unir todas las partes del “puzzle” y dar lugar así al cuadro de Picasso pintado al gusto de los alumnos del 2º año de Magisterio de Educación Infantil de la Universidad de Salamanca.
    Yo fui la voluntaria de mi grupo para unir todos los cuadrados y dar lugar al Gernika de Picasso. Parecía una tarea sencilla, pero... no. Tardamos dos horas en obtener la obra de arte. Fuimos pegando poco a poco, de dos en dos, los diferentes cuadrados, en orden, ya que estaban enumerados, como he dicho anteriormente. Tras unirlos de dos en dos con celo, los unimos de cuatro en cuatro, y después por columnas. Al obtener todas las columnas las unimos, pero fue muy complicado, porque no todos los cuadrados coincidían, ni los contornos ni los tamaños. Aun así, obtuvimos un gran cuadro que quedó colgado del primer piso de la E.U. de Magisterio de Zamora.

 

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