Nuestro trabajo consistía en realizar un dibujo usando la
línea, el punto y el plano, sin ningún tipo de guión a seguir, es decir, a
pintar deliberadamente. Por lo tanto, mi primera impresión al verme delante de la
lámina que nos proporciona el profesor, es la de convertirme en niña otra vez. Eso
conllevaba el no tener reparo en mancharme ni las manos, ni la ropa/bata…
Volver a crear un vínculo cercano con todo el material de plástica que viésemos
conveniente.
Comienzo pintando unos puntos más pequeños, más grandes, de diferentes
colores, intentando favorecerse los unos a los otros. De ahí introduzco la
línea recta, hago zig-zag, y finalmente añado la línea curva. Pero todo esto no
puedo explicar por qué me iba saliendo así, simplemente, surgía de esa manera,
no seguí un esquema.
Con lo cual, mi obra de arte es la que es:
A mí me gusta. Realmente no es ni mucho menos algo complejo
pero para mí significa más cosas que un dibujo bonito o feo si no que ya tiene más
significado: Es mi primera toma de contacto en esta asignatura.
Total, lo diré, lo he colgado en mi habitación. ¿Por qué no
lo iba a hacer? Si cuando era pequeña me sentía orgullosa de lo que hacía y con
ello decoraba mi habitación pues ahora no tiene porqué ser diferente.
Y mencionando el orgullo, es un valor que van a tener los
niños al participar y crear sus obras (independientemente de que sean más o
menos dolorosas a la vista) pero para ellos va a ser una nueva pieza en su
nuevo camino en la plástica y que nosotros como futuros maestros, padres,
debemos reforzar. Siempre habrá que motivar al niño para que siga pintando,
creando, expresándose mediante este nuevo sistema de comunicación que ha
descubierto.
Durante las clases prácticas, vamos recibiendo información
de vital importancia como futuros maestros. ¿Dónde colocar el material
peligroso?, ¿Cómo dosificar el papel para secar?, ¿Cómo intercalar el
cubo/vasos de agua que se usen para limpiar los pinceles?, ¿Cómo debe de estar
ordenado el mobiliario para este tipo de prácticas?, etc.
Ante los niños, debemos tener todo previsto ya que los
principiantes de pintores pueden llegar a convertir la clase en un caos absoluto
como no haya algo de orden y eso no lo podemos permitir. Con lo cual debemos
adelantarnos a lo que pueda pasar.
Tiene gran importancia que los padres estén avisados de que
sus hijos deben traer ropa que pueda mancharse para así evitar futuros
conflictos.
Una vez hayamos atado todos estos cabos, nos pondremos en
marcha a trabajar con los niños. Y no siempre tiene que ser en su mesa y silla
como estamos acostumbrados si no que podemos abrirle más espacio, hacerle que
se mueva, que se ponga de pie, se agache para pintar en el suelo, etc. No
siempre hay que estar acomodados a lo tradicional de mesa, silla y aula; si no
que hay más allá, más recursos tanto fuera del aula como dentro.
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